Esim - Crónicas de la guerra (Capítulo 12) Infierno
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Crónicas de la guerra (Capítulo 12) Infierno (Old article)
Posted 11 years ago by
Eidolon    
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Noche del primer día, 00.13, La colina.

Juan despertó sobre un montón de cadáveres. Desorientado, trató de averiguar cómo había llegado hasta allí. Entonces recordó la batalla. El ensordecedor estampido de las explosiones, el fuego sostenido de las armas y los gritos de los agonizantes llegaron hasta su mente con la sutileza de un martillo pilón. Había peleado entre las estrechas paredes de su trinchera, antes de perder el conocimiento debido a la pérdida de sangre, y quizá con la ayuda de la culata del rifle de algún yanqui. Le ardía el brazo, donde le habían clavado un cuchillo durante la brutal batalla, y tenía una bala alojada en el costado derecho, justo debajo de las costillas.

No podía ver, porque tenía cerrados los ojos. Trató de abrirlos, pero no pudo. Se frotó los párpados con la mano derecha, la que no tenía herida, y una costra de sangre y suciedad se desprendió de su cara. Escudriñó el cielo nocturno, y sintió que una leve brisa le producía un escalofrío involuntario. Algo se movía a pocos metros de él. Parecía un jirón de tela atado a un palo, que ondeaba suavemente contra la negrura. Una tela roja y amarilla... una bandera de España.

Se incorporó con dificultad, y se quedó unos segundos quieto, jadeando, mientras unos puntos negros le emborronaban la visión y los ojos se le llenaban de lágrimas debido al dolor. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, Juan se levantó. Rasgó un uniforme de un soldado muerto y se vendó las heridas del brazo y el costado. Desde allí podía ver el pueblo. Tiritando de frío, y con los ojos febriles, se dirigió hacia alllí.

El bosque

El teniente Morales revisó por cuarta vez las defensas de su posición en el pequeño bosque. Tenía a apenas un centenar de guerrilleros bajo su mando, y sabía que eso no iba a ser suficiente para parar a los americanos. Aún así, se habían fortificado lo mejor posible. Grandes zonas de la floresta eran trampas mortales, sembradas de minas, y emboscadas. En los árboles estaban apostados algunos de los mejores tiradores de los "Madereros", curtidos veteranos que habían peleado durante años como parte de las fuerzas auxiliares del Ejército Español en la Península. Una de las principales ventajas de la posición era que los yanquis no podrían utilizar sus helicópteros con tanta facilidad como a campo abierto, y eso proporcionaba confianza al teniente y a sus hombres.



Por desgracia, su moral había sufrido un duro golpe debido a la masacre de la colina, que habían sido capaces de observar desde allí. Los hombres susurraban entre ellos, asustados. Morales suspiró. Sus hombres eran buenos, y todos habían combatido con anterioridad, pero seguían siendo demasiado jóvenes.

Volvió la mirada hacia la colina, y frunció el ceño. Había un puntito que se movía a trompicones colina abajo. Se dirigía a Pontebranca. Divisó entonces una hilera de puntos luminosos que empezaba a bajar también la colina, pero en dirección al bosque. Pensó en hacer una llamada por radio, pero recordó que las comunicaciones estaban cortadas.

-Ya empieza otra vez... ¡A vuestros puestos de combate! ¡Moved el culo, que vienen los yanquis!- gritó. Entonces, se giró y llamó al corredor de la partida:

-¡Miranda! ¡Ven aquí!-

-A sus órdenes, mi teniente.- respondió el guerrillero, cuadrándose y saludando.

-Corre hacia ese gilipollas y tráelo aquí. Y date prisa, tendrás que llegar antes que los americanos.

El guerrillero saludó de nuevo.

-¡A la orden, mi teniente!

Y salió corriendo.

Los "Madereros" se pusieron en movimiento de inmediato, cargando sus armas y ocupando sus posiciones. Suspirando, Morales comprobó la munición de su pistola, y desenvainó la katana japonesa que siempre llevaba consigo. El próximo día iba a ser duro, si es que los estadounidenses esperaban siquiera al amancer.

Pontebranca

Marina estaba sentada en la oscuridad de su cuarto. Llevaba así casi tres horas. La colina había caído, y con ella, todos los guerrilleros que la defendían. Todos.

Se tumbó en la cama, hecha un ovillo, y cerró los ojos para tratar de evadirse de la realidad. Había llegado a albergar esperanzas acerca de Juan. No sabía por qué sentía lo que sentía hacia aquel muchacho desgarbado y serio que había conocido apenas una semana antes. Pero no podía creerse que hubiera terminado todo así, de repente.

Apretó con fuerza la foto de ella misma que su padre le había hecho tres años atrás. Entonces, tomó una decisión. Se levantó y fue a ver al capitán. La chica encontró a Suárez en el edificio del ayuntamiento, sentado en una butaca. Se acercó a él.

-¿Capitán? Me llamo Marina Sánchez. Me gustaría hablar con usted sobre un asunto bastante importante...

-Claro, claro.- el partisano se enderezó y la invitó a tomar asiento con un ademán. -¿Qué ocurre?

-Quiero ingresar en las partidas de guerrilla.

Suárez frunció el ceño, extrañado.

-¿Cómo?

-Quiero entrar en las partidas de guerrilla para luchar contra los yanquis. Mi padre era jefe de policía, y me enseñó a disparar cuando era pequeña. No se me da mal.

-¿"No se te da mal"? Bueno, bueno. ¿Cuántos años tienes?

-Cumpliré diecinueve en Marzo.

El capitán se levantó y se dirigió hacia la puerta.

-Sígueme. Quiero ver cómo de buena eres.

Marina se levantó también de su butaca y siguió a Suárez hasta un patio que tenía varias dianas.

-Aquí es donde hacemos prácticas de tiro. Toma. -le tendió un revólver de gran calibre que llevaba en su cartuchera.

La chica cogió el arma, y le quitó el seguro. Apuntó y disparó en un solo movimiento fluido. De la bocacha de la pistola salió una nube de humo blanco, y el aire se llenó del olor de la pólvora y el estruendo del disparo. En el centro justo de la diana apareció un agujero.

-Vaya, parece que después de todo sí sabías disparar. Otra vez.

Marina asintió, y vació el tambor sobre la siguiente diana. Dio todas y cada una de las veces en el blanco. Suárez se quedó pensativo. Entonces, se giró y sacó una llave del bolsillo. Fue hacia un armario de metal que estaba cerrado con un candado, y lo abrió. Después de hurgar unos segundos en su interior, sacó de él un voluminoso rifle de francotirador L96. Tomó el revólver de la mano de Marina, y le dio a cambio el rifle. Después, fue hasta la diana más lejana, que se encontraba a treinta metros, y colocó una moneda en equilibrio sobre ella. Volvió, y le dijo a la muchacha:

-Dispara a la moneda.



Ella apuntó con el rifle. Ajustó la mira, y quitó el seguro con el pulgar. Marina cerró el ojo izquierdo, y sopesó el L96. Contuvo la respiración, con todos los músculos relajados, y dejó que el arma le flotara en las manos. Disparó. El martillo de la recámara golpeó la parte trasera de la bala alojada en su interior. La chispa resultante empujó el proyectil, que recorrió el cañón del arma, girando sobre sí mismo. La bala salió al mismo tiempo que el fogonazo, y atravesó los treinta metros que la separaban de la moneda, impactando justo en el centro. La moneda fue violentamente arrancada de su soporte, y fue a parar a una gran distancia de allí. Todo esto duró una milésima de segundo, después de la cual se oyó por fin el disparo.

Suárez estaba impresionado. Enarcó una ceja, y en sus labios se dibujó una sonrisa.

-Sígueme. Voy a presentarte a alguien.

Marina volvió a colocar el seguro del rifle y se lo echó al hombro, ayudándose de la correa del arma. Siguió a Suárez hasta una tienda justo al borde del campamento de los guerrilleros. El capitán descorrió la cortina que tapaba la entrada, y dijo:

-Jorge, sal. Te he encontrado una nueva francotiradora.

De la tienda salió un corpulento partisano que tenía insignias de alférez en las hombreras. Le tendió la mano a Marina y le dijo:

-Soy el alférez Jorge Molina. Bienvenida a la partida de guerrilla 33.

Campamento estadounidense

El general Baxter observó por sus prismáticos cómo dos guerrilleros corrían hacia el pequeño bosque que separaba la colina de Pontebranca. Uno de ellos parecía gravemente herido. Baxter acababa de mandar a la mitad de sus Rangers a atacar el bosque por la mañana. Tenía a su disposición una columna de siete Humvees, un Bradley, un Abrams M101, y doscientos Army Rangers. Aplastaría a esos cabrones terroristas que habían detonado una bomba atómica en Bilbao y destruido la flota, y clavaría sus cabezas sobre picas.

Apretó los dientes. España era un infierno. ¿Afganistán? ¿Iraq? Eso no era nada comparado con este lugar. No había nada por lo que luchar. A cada paso que daban aparecían aquellos condenados partisanos, que emboscaban, aniquilaban y ahorcaban a patrullas completas. Esos capullos no eran humanos. Recordó el asedio de Zaragoza. El sitio comenzó en octubre del 2012. Los españoles no tenían comida, y apenas contaban con munición, y aun así habían resistido tres meses. Además, en todo aquel tiempo no habían parado de intentar abrirse paso para romper el asedio. Recordó la brutal y sanguinaria lucha sin cuartel que se produjo casa por casa cuando finalmente las fuerzas conjuntas de los Delta y los mercenarios iraníes entraron en la ciudad.

Llevaban apenas un año en aquel lugar, y ya habían perdido a cinco mil hombres. Y aun así, la resistencia española era tan feroz como siempre. España era un infierno.

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USA as a world power? In E-Sim it is possible!

In E-Sim we have a huge, living world, which is a mirror copy of the Earth. Well, maybe not completely mirrored, because the balance of power in this virtual world looks a bit different than in real life. In E-Sim, USA does not have to be a world superpower, It can be efficiently managed as a much smaller country that has entrepreneurial citizens that support it's foundation. Everything depends on the players themselves and how they decide to shape the political map of the game.

Work for the good of your country and see it rise to an empire.

Activities in this game are divided into several modules. First is the economy as a citizen in a country of your choice you must work to earn money, which you will get to spend for example, on food or purchase of weapons which are critical for your progress as a fighter. You will work in either private companies which are owned by players or government companies which are owned by the state. After progressing in the game you will finally get the opportunity to set up your own business and hire other players. If it prospers, we can even change it into a joint-stock company and enter the stock market and get even more money in this way.


In E-Sim, international wars are nothing out of the ordinary.

"E-Sim is one of the most unique browser games out there"

Become an influential politician.

The second module is a politics. Just like in real life politics in E-Sim are an extremely powerful tool that can be used for your own purposes. From time to time there are elections in the game in which you will not only vote, but also have the ability to run for the head of the party you're in. You can also apply for congress, where once elected you will be given the right to vote on laws proposed by your fellow congress members or your president and propose laws yourself. Voting on laws is important for your country as it can shape the lives of those around you. You can also try to become the head of a given party, and even take part in presidential elections and decide on the shape of the foreign policy of a given state (for example, who to declare war on). Career in politics is obviously not easy and in order to succeed in it, you have to have a good plan and compete for the votes of voters.


You can go bankrupt or become a rich man while playing the stock market.

The international war.

The last and probably the most important module is military. In E-Sim, countries are constantly fighting each other for control over territories which in return grant them access to more valuable raw materials. For this purpose, they form alliances, they fight international wars, but they also have to deal with, for example, uprisings in conquered countries or civil wars, which may explode on their territory. You can also take part in these clashes, although you are also given the opportunity to lead a life as a pacifist who focuses on other activities in the game (for example, running a successful newspaper or selling products).


At the auction you can sell or buy your dream inventory.

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