Esim - Crónicas de la guerra (Capítulo 10) Olvidados
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Crónicas de la guerra (Capítulo 10) Olvidados (Old article)
Posted 11 years ago by
Eidolon    
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Olvidados. Ésa era la palabra que martilleaba el cerebro de Juan mientras Suárez hablaba:

-Hoy, a las 13:30 se cortarán todas las comunicaciones para cambiar las señales de radio. No podremos contactar con nadie, ni recibir señal. Se reanudarán las comunicaciones en una semana, el próximo jueves día 10 de febrero. Ese mismo día vendrá una columna de refuerzos, junto a los que envió el teniente coronel Santana a Bilbao. Construiremos defensas provisionales para defender Pontebranca en caso de ataque. Nos aprovisionaremos de munición, comida y agua. Además, como medida adicional, evacuaremos a todos los no combatientes.

Esto último provocó murmullos entre la población civil del pueblo, que se encontraban en la plaza junto a los poco más de quinientos guerrilleros que habían quedado como guarnición. Suárez continuó hablando:

-Se organizarán cuadrillas de trabajo para establecer zonas defensivas en la colina y la línea del bosquecillo que hay cerca de la costa. También se fortificarán el edificio del ayuntamiento y el mercado, además de algunos de los edificios colindantes a la plaza.



El capitán siguió dando instrucciones y organizando el trabajo. Se cortaron las calles, dejando tan sólo algunos estrechos cuellos de botella totalmente minados y preparados para emboscadas. Fueron erigidas enormes pilas de neumáticos en diversos puntos de la zona, incluyendo algunas posiciones elevadas en los alrededores, y que serían quemadas para producir espesas nubes de humo que sirvieran de aviso en caso de un ataque.

La colina pronto estuvo surcada de trincheras y agujeros de tirador en los que se agazapaban los milicianos. Las seis ametralladoras de las que disponían fueron distribuidas entre los pocos partisanos que sabían cargarlas y dispararlas. El pequeño bosque que había junto a la costa también fue protegido por un centenar de guerrilleros bien armados y entrenados, pertenecientes a la 11ª Partida, todos ellos veteranos de la anterior guerra contra Brasil. Les llamaban ''Los Madereros'', y estaban preparados para cualquier cosa.

***********


Marina, indignada, caminaba por las calles de Pontebranca a buen paso, mientras buscaba a Juan con la mirada. Lo divisó unos metros más allá de donde ella se encontraba, ayudando a un carpintero a sostener unas tablas en posición mientras él las clavaba en un puesto del mercado, convirtiéndolo en una especie de búnker achaparrado de madera. Se acercó a él y comenzó a hablar:

-¡Juan! ¡No me quieren dejar quedarme aquí! ¡Pretenden que me vaya con el resto de no combatientes a las colinas!

-Bueno, es que... no eres una combatiente, Marina. Ése es el problema.- repuso él con una sonrisa conciliadora.

-¡Pero te estoy diciendo que ni siquiera me dejan luchar! ¡Dicen que no tengo suficiente experiencia!

-Marina, ten en cuenta que la mayoría de los guerrilleros que nos encontramos aquí somos razonablemente competentes con algún arma, y muchos ya hemos participado en combates reales. No deberían permitirte luchar sólo para que mueras durante tu primer encuentro. Nuestros enemigos son duros, resistentes, bien armados y exquisitamente entrenados. Es posible que la mayor parte de nosotros muera si hay una batalla. -replicó él ahora serio.

-O sea que tú sí puedes luchar aunque cuando empezaste no tenías ninguna experiencia, mientras que yo no. ¿Es eso lo que me estás diciendo?

-No. A ver, no es eso. Mira, Marina, soy tu amigo, y no me gustaría verte herida, o muerta porque no estuvieras preparada para combatir contra los soldados de la fuerza militar más grande de la historia de la humanidad.

-Es decir, que no soy incompetente. Estoy indefensa, que no es lo mismo. Pues menudo amigo estás hecho.- dijo ella enfurruñada. Entonces se giró y, con la cabeza alta, se marchó dando grandes zancadas.

La chica estaba furibunda. Estaba enfadada por no poder quedarse. Estaba enfadada por ser dejada de lado. Pero sobre todo, estaba enfadada con Juan, por no verla más que como una amiga. Había viajado por media España con una fotografía suya, la había consolado cuando ella se enteró de la muerte de su padre, había comido con ella en su propia casa, de su propia mesa. La noche anterior, en la tienda de él, creyó haber tenido un momento, pero ahora no sabía qué pensar.

Sus reflexiones se vieron interrumpidas por un repentino griterío:

-¡Los neumáticos! ¡Los neumáticos de la colina arden!



La muchacha se dio la vuelta y vio que, efectivamente, una densa nube de humo negro se elevaba hacia el cielo a unos pocos centenares de metros del pueblo. Otra columna de humo ascendió desde el bosque, y otra más desde la misma colina, a pocos metros de la anterior. Casi inmediatamente, se comenzó a escuchar el rumor de motores en la lejanía. Marina vio cómo un guerrillero con una antorcha le prendía fuego al montón de ruedas y trozos de caucho que había en el centro de la plaza. Una apestosa y espesa nube de color negro comenzó a formarse sobre las cabezas de todos los presentes, la mayoría de los cuales comenzaron a correr hacia sus casas, al ser casi todos civiles.

Marina, en lugar de volver a casa, se acercó a un poste de la luz que había cerca de ella y trepó a él con agilidad, volviendo su mirada sobre la fila de vehículos que se adivinaba en el horizonte, más allá de la colina. Se puso la mano en la frente a modo de visera para protegerse del sol del mediodía, y divisó una docena de Humvees, y un LAV Bradley. Sobre ellos planeaban tres esbeltos helicópteros de ataque.

La chica bajó del poste dando un salto. Juan se encontraba en el mismo sitio, quitándose su pesada gabardina y colocando su MP5K sobre el hombro, sostenido por la correa. El joven se le acercó y le dijo:

-Será mejor que te vayas a casa, Marina. Tu madre se preocupará.

-¿Y tú?- dijo ella, olvidando su enfado- ¿Adónde vas a ir?

-A mí y a otros ciento cincuenta nos mandan a la colina para dar apoyo. Somos la primera línea de defensa.

En ese momento, con un estruendo ensordecedor, los helicópteros pasaron por encima de ellos. Uno de los partisanos que había en la plaza se llevó el rifle al hombro y abrió fuego. Los helicópteros devolvieron el fuego con sus Gatling, abatiendo al guerrillero y a algunos otros que pasaban corriendo a su lado. Juan se lanzó al suelo, abrazando a la muchacha y tratando de escudarla contra posibles disparos. Sintió que la mano de Marina se deslizaba en la suya, y le apretaba los dedos con fuerza. Cuando el sonido de los rotores disminuyó al alejarse, Juan le dijo a la chica, mientras la levantaba del suelo:

-¡Vete a casa! ¡Rápido!

En ese momento, los helicópteros hicieron una nueva pasada, matando a más guerrilleros. Uno de ellos disparó un cohete contra una de las casas fortificadas, haciéndola saltar en pedazos y levantando una nube de polvo.




-¡Marina! ¡Corre! ¡Sal de aquí!- le gritó. -¡Vete! ¡Corre! ¡Corre!

Ella obedeció. Se dio la vuelta y corrió en dirección opuesta. Los helicópteros se dieron la vuelta, disparando a plena potencia, y acabando con docenas de partisanos y civiles por igual. Cuando las balas de 50 mm impactaban contra los desprotegidos cuerpos de las víctimas, la fuerza del disparo les lanzaba por los aires, o les vaporizaba en una nube de color rojo. Juan echó a correr a toda velocidad en dirección al camión de transporte que debía llevarles a él y a otros quince milicianos a la colina. Oyó el traqueteo de las ametralladoras de los partisanos y el bajo y pesado ladrido de las calibre 50 de los helicópteros.

Podía casi sentir los impactos de los proyectiles a ambos lados de sus piernas, el zumbido de las balas que mordían el suelo de adoquines detrás de él. Cubrió los últimos metros hasta el camión a la velocidad del rayo, y se lanzó dentro del vehículo. Podía oír a los guerrilleros gritar:

-¡Ponlo en marcha! ¡Vamos, arranca!

El camión se puso en marcha con un gruñido de protesta, y se echó hacia adelante. Juan se incorporó, ayudado por dos de los partisanos, y posó la mirada sobre la chica con la camiseta naranja, que corría en dirección opuesta a la suya, alejándose de él. Por encima del pueblo, que se hacía más pequeño por momentos, los helicópteros continuaron la carnicería durante unos minutos antes de dar media vuelta y regresar a donde quiera que estuviera su base.

La batalla de Pontebranca había comenzado.

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USA as a world power? In E-Sim it is possible!

In E-Sim we have a huge, living world, which is a mirror copy of the Earth. Well, maybe not completely mirrored, because the balance of power in this virtual world looks a bit different than in real life. In E-Sim, USA does not have to be a world superpower, It can be efficiently managed as a much smaller country that has entrepreneurial citizens that support it's foundation. Everything depends on the players themselves and how they decide to shape the political map of the game.

Work for the good of your country and see it rise to an empire.

Activities in this game are divided into several modules. First is the economy as a citizen in a country of your choice you must work to earn money, which you will get to spend for example, on food or purchase of weapons which are critical for your progress as a fighter. You will work in either private companies which are owned by players or government companies which are owned by the state. After progressing in the game you will finally get the opportunity to set up your own business and hire other players. If it prospers, we can even change it into a joint-stock company and enter the stock market and get even more money in this way.


In E-Sim, international wars are nothing out of the ordinary.

"E-Sim is one of the most unique browser games out there"

Become an influential politician.

The second module is a politics. Just like in real life politics in E-Sim are an extremely powerful tool that can be used for your own purposes. From time to time there are elections in the game in which you will not only vote, but also have the ability to run for the head of the party you're in. You can also apply for congress, where once elected you will be given the right to vote on laws proposed by your fellow congress members or your president and propose laws yourself. Voting on laws is important for your country as it can shape the lives of those around you. You can also try to become the head of a given party, and even take part in presidential elections and decide on the shape of the foreign policy of a given state (for example, who to declare war on). Career in politics is obviously not easy and in order to succeed in it, you have to have a good plan and compete for the votes of voters.


You can go bankrupt or become a rich man while playing the stock market.

The international war.

The last and probably the most important module is military. In E-Sim, countries are constantly fighting each other for control over territories which in return grant them access to more valuable raw materials. For this purpose, they form alliances, they fight international wars, but they also have to deal with, for example, uprisings in conquered countries or civil wars, which may explode on their territory. You can also take part in these clashes, although you are also given the opportunity to lead a life as a pacifist who focuses on other activities in the game (for example, running a successful newspaper or selling products).


At the auction you can sell or buy your dream inventory.

E-Sim is a unique browser game. It's creators ensured realistic representation of the mechanisms present in the real world and gave all power to the players who shape the image of the virtual Earth according to their own. So come and join them and help your country achieve its full potential.


Invest, produce and sell - be an entrepreneur in E-Sim.


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